El dolor articular puede afectar a cualquier persona en cualquier momento, ya sea debido a una lesión o a problemas inmunitarios. Por ejemplo, en EE.UU., casi 54 millones de pacientes padecen artrosis, y se prevé que esta cifra aumente a 78 millones en 2040. Te contamos lo que debes saber sobre las articulaciones y desmentimos los mitos populares.

¿Qué es una articulación?
Una articulación es una conexión móvil entre varios huesos que les permite doblarse y girar. Los huesos se mantienen unidos por cartílagos, y el movimiento es asistido por líquido sinovial. Es necesario para reducir la fricción, como el aceite en un mecanismo. Para evitar que este líquido se escape, la articulación está rodeada por una bolsa sinovial.

El líquido sinovial se produce en función de la carga que soporta la articulación. Más movimiento significa más líquido. Por lo tanto, si lleva un estilo de vida sedentario, hay más probabilidades de sufrir problemas articulares al haber menos lubricación.

Dado que las articulaciones están sometidas a un estrés constante, son propensas a sufrir riesgos y sus problemas pueden empezar a cualquier edad. Las causas más comunes de las enfermedades articulares son el desgaste, las enfermedades autoinmunes o las lesiones. Estas últimas están claras, así que veamos las dos primeras.

El desgaste articular y otros cambios degenerativos se denominan artrosis, y las enfermedades autoinmunes y la inflamación, artritis.

Por qué se produce el desgaste
El cartílago que recubre el hueso de una articulación se desgasta con la edad y se produce menos líquido sinovial. Lo más frecuente es que les ocurra a personas mayores de 40-45 años con un conjunto de enfermedades acompañantes: sobrepeso, diabetes, enfermedades del sistema endocrino. Y también a mujeres posmenopáusicas, personas tras un traumatismo o con una predisposición genética, como mutaciones específicas del colágeno.

La artrosis suele afectar a las articulaciones más sometidas a esfuerzo: rodillas, caderas, codos y muñecas. Son las que más se mueven a lo largo de la vida.

La artrosis no tiene cura. Sólo se puede ralentizar la destrucción y aliviar el dolor. A veces se recetan condroprotectores a base de condroitina, pero su eficacia no está demostrada.

Prevención
Prevenir la artritis reumatoide o psoriásica es difícil. El origen de estas enfermedades aún no se conoce en el ser humano, sólo existen presuntos factores desencadenantes: la predisposición genética, las enfermedades infecciosas y los factores ambientales, como la hipotermia, pueden provocar el desarrollo de la artritis.

Por extraño que parezca, la base para frenar el desarrollo de estas enfermedades será la actividad física. El ejercicio regular, los calentamientos y los estiramientos también pueden ayudar a mantener el peso bajo control, fortalecer la postura y aumentar la amplitud de movimiento de las articulaciones. Los estudios han demostrado que, por ejemplo en el caso del dolor lumbar, un poco de actividad física puede mejorar el estado de los pacientes.